5.8.08

Bosquejo 1 (y ensayo)

[...] La idea es buscar filmes de fantastique propiamente mexicano: aquellos que más que reproducir o “rechazar” formulas extranjeras hundan su mitología en las raíces locales. Para hacerlo no es forzoso acudir a la mitología prehispánica (si bien ayuda en mucho), sino respetar el modo de vida local. Latinoamérica misma rara vez se ha aventurado a este tipo de cine, y lo mismo ocurre con África. Si es por falta de interés o de presupuesto varía ligeramente según la época. Asia, en cambio, lo ha abrazado satisfactoriamente. Oceanía y Europa han sido afortunados, pero con muchos altibajos. Entretanto, el grueso de la producción sigue perteneciéndole a Estados Unidos de América. Canadá juega un papel curioso, en el sentido que parece buscar la discreción; tiene muchos de los mejores títulos (por ejemplo, las obras de su David Cronenberg), pero no publicitan el lugar de origen de sus filmes.

La literatura mexicana fantástica está más o menos aceptada y elogiada, pero las especialidades (terror y ciencia ficción) se tratan de una manera más bien marginal. Los propios autores “de género” suelen negar o ignorar que existe ya una tradición al respecto. Nuevamente es difícil asegurar si se debe a la falta de interés o a la mala distribución.

Carlos Enrique Taboada posiblemente haya sido el mejor director “de género” mexicano; sin embargo, sólo se aventuró al género de terror en contadas veces, y en todas busca más el estilo gótico europeo (sombras, personajes aislados y caserones sombríos). Guillermo del Toro continúa su tradición, pero por razones personales se ha alejado de México, dejándonos solo sus aportaciones televisivas (varios capítulos de "La hora marcada") y un largometraje, “La invención de Cronos”.

Por lo demás diversos directores de cierto renombre se aventuraron al género: Arturo Ripstein con “La tía Alejandra”; Luis Buñuel con “El ángel exterminador”; Luis Alcoriza con “Terror y encajes negros”; Jaime Humberto Hermosillo con “eXXXorcismos”. Inclusive los hermanos Cuarón trabajaron en “La hora marcada”. Por lo demás hay contados pero sólidos ejemplos de fantastique nacional: “Macario” (Dios, el Diablo y la Muerte), “El vampiro”, “El fantasma del convento” y así en adelante.

Hay una vertiente sumamente extraña: las películas de luchadores y de monstruos, especie de híbrido entre el cine de superhéroes y las “creature features” estadounidenses de los 50. Indudablemente son las producciones locales más asociadas al género, pero en rigor tienen más de comedia que de horror. Con todo, han producido obras de cierto interés como “Las mujeres vampiro” o “El mundo de los muertos”.

Hay muchas comedias con elementos fantásticos y de vez en cuando incluso siniestros. “El signo de la muerte”, “Los jinetes de la bruja”, “Curados de espantos”, y “¡Aquí espantan!”, entre otras. Lo que las hace notables es que en todas ellas los elementos fantásticos se aceptan sin más, simplemente son parte de la realidad y la comedia viene de la manera en que los personajes “normales” actúan.

Menos frecuentemente ocurre lo mismo con ciertos dramas. “Más que a nada en el mundo”, “Un embrujo”, y “Santitos” son ejemplos notables. El mejor posiblemente sería “El escapulario”, que combina el drama histórico con las tradiciones de fantasmas.

De la imitación estadounidense (porque rara vez se imitan modelos de otros países) parece haber dos vertientes: copias de fórmula (“Trampa infernal”, “Vacaciones de terror”) y copias de ideología (“Cazador de demonios”, “La santa muerte”) –estas últimas alarmantes porque parecen abogar a favor de la represión moralista. Pero finalmente son también parte de México. La ignorancia también es parte del mundo.

Recientemente ha habido intentos de incorporar el “fantasma de cabello largo” al cine nacional (“Kilómetro 31”, varios capítulos de la serie “13 miedos”), pero lejos de respetar las raíces Asiáticas de esta imagen aluden al cliché visual de las reelaboraciones estadounidenses.
Tristemente, el verdadero problema del fantastique nacional no es ni ha sido nunca la falta de presupuesto, sino la falta de cultura mitológica / cinematográfica por parte de productores, guionistas y directores.

Con todo, surgieron y siguen surgiendo obras notables aunque escasas. Como joyas en estado bruto, es preciso investigarlas a fondo. Desde “El fantasma del convento” hasta “Más que a nada en el mundo” se siguen presentando propuestas interesantes…

Hay otra vertiente no propiamente fantástica pero sí terrorífica que es la del cine gore o simplemente sangriento. “Canoa” y “Acapulco Golden” serían dos ejemplos en vertiente opuesta del género: del comentario social al kitsch.

Como aparte, el famoso personaje de la llorona ha aparecido en varias producciones a lo largo de la historia: “La llorona” (1930), “La llorona” (1958), “La herencia de la llorona”, “La maldición de la llorona”, “Kilómetro 31”, “La venganza de la llorona” y “J-ok’el” son sólo ejemplos. Inclusive ha aparecido en algunas producciones estadounidenses: “The wailer”, “Haunted from within”, y el primer capítulo de la serie “Supernatural”. Lo interesante es que absolutamente todas las versiones han tratado el lado humano de la leyenda (el fantasma de una mujer que asesinó a sus hijos), pero hasta ahora ninguna el lado prehispánico (Cihuacoátl y sus Cihuateteos, mujeres muertas en parto llamadas “Las lloronas” porque se les representaba con lágrimas).
Las apariciones de otros monstruos locales han sido mucho menos afortunadas: el nahual fue trivializado como hombre lobo, el chupacabras se trata en tono estrictamente cómico (para ser justos, el nombre se presta a la comedia) y los dioses antiguos se retratan únicamente como demonios. Otras leyendas como Don Juan Manuel, la Mulata de Córdoba, el Hombre del costal y demás han sido prácticamente olvidadas. Excepción notable, empero, es la “mujer de negro” de la serie “La hora marcada”, que alude a la Catrina, la muerte personificada. En “13 miedos” se le intentó sustituir por “El diablo”, sin mucho éxito. [...]

Lo anterior es un primer bosquejo para un ensayo sobre el cine fantástico y de terror mexicano que forma parte de un par de proyectos en los que he estado trabajando durante todo este tiempo...

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